Experiencias Personales: 2008-2011, la Exopolítica. (2/).

Publicado en por Ciencia-ficción Sospechosa

Platillo VoladorExperiencias Personales: 2008-2011, la Exopolítica. (2/).

 Dr. Luis Ignacio ernández Iriberri.

“Identificados”, Revista de Exopolítica.

http://identificados.over-blog.com/

La Tierra, 1 (φN, λW); 18 jul 11.

 

 

En el caso de los agrogramas, la comunicación con una civilización extraterrestre que en consecuncia ya nos conoce, para ellos: conociendo los símbolos religiosos como Cruz cristiana, la Estrella y Media Luna musulmana, o el pentagrama judío y los demás símbolos religiosos; de ello resulta que,

 

El problema no es ni Dios ni la religión; ello es aporte de la cultura humana en la representación de la deidad: ya como la Media Luna y la Estrella (que representa a poco más de 1000 millones de seres humanos en el islam); ya como la consideración misma de que hay cerca de 1000 millones de seres humanos para los que Dios no sólo es un concepto, e inexistente como entidad real, para los no-religiosos y particularmente los ateos; ya otros casi 1000 millones de seres humanos que representan a Dios, precisamente, de manera aproximada como la figura del agrograma denominado como el mantra “OM”, en la representación del Dios del hinduismo.  O bien, de otras representaciones de Dios, como la estrella de líneas cruzadas de cinco puntas (la Estrella de David), de los judíos; o la estrella de nueve puntas en el puro contorno, de la religión Baha’i; o como el Ying-Yang confuciano-taoista, etc.

 

Por, sin duda, introducir la religión como una faceta más en nuestra naturaleza humana, es, por ello mismo, en tal complejidad, que, paradójicamente, se convierte en la negación misma de nuestra esencia; o por lo menos desfigura nuestra identidad como seres humanos en tanto lo religioso es, dada la teoría del humanismo, su misma negación.

 

El mensaje dado en los agrogramas, pues, debería contener únicamente, primero, lo científicamente demostrable; y segundo, aquello propio, en común a todos los eseres humanos, que nos identifica en nuestra esencia como especie humana (independientemente de aquellas que constituyen diferencias internas).  Amalgamar ciertos símbolos religiosos en un agrograma discirminando a otros, no obstante luego aparezcan en otros agrogramas de manera aislada, por más que los amalgamados represente a las religiones mayoritarias, aquí el problema no es de “mayorías”, y no tendría por qué excluirse en un mismo agrograma la representación de todos; incluso de la negación de todo ello, del ateismo, si ha de congregarse a todos los humanos por igual dependiendo de esa simbología.

 

Nada atenta más contra el conocimiento del fenómeno de los objetos voladores no identificados que, precisamente, su tratamiento no-científico.  En él, todo se hace posible, y nada requiere finalmente de demostración.  Ese tratamiento no-científico, por lo tanto, eminentemente especulativo, no tiene por “verdadero”, sino aquello en lo que se quiera creer, dada una lógica puramente subjetiva.

 

En esa lógica, un OVNI, lo mismo que un agrograma, es constancia de que la presencia de inteligencia avanzada no requiere de mayor demostración; tanto, que la afirmación no se establece siquiera en la posibilidad de que sean seres extraterrestres, sino en la afirmación incondicional de que así es; luego, esas naves vienen tripuladas por seres de una civilización de otro mundo; luego, más aún, si ya están aquí, su actividad implicará la elección de algunos humanos, y por ello se dan los “contactados”; luego los “contactados” trasmiten el mensaje que los seres de otro mundo nos quieren dar; el mensaje, necesariamente proveniente de una civilización más avanzada, siempre será –a juicio de los que siguen esta lógica– necesariamente con los más altos valores, pero no en los valores sociales universales, sino en los valores entendidos en los códigos morales religiosos; y el “contactado” así, adquiere un estatus del “elegido” por seres que en tanto de “otro mundo” y con los más altos valores de bondad, paz, amor, son “seres de luz”, esto es, por decirlo así, “ángeles divinos”, cuyo mundo puede ser el de otra dimensión, pero la cual no es otra cosa que un mundo sobrenatural, metafísico.  Con todo ello, la “ovnilogía” no-científica; independientemente de que incluso pudiera estar en lo cierto; se transforma en una nueva religión (de re ligare, volver a unirse), una nueva manera de “re-ligarse a Dios”; donde Dios y su Corte Celestial, son los seres extraterrestres; y a lo cual ha de seguir su lugar de reunión, su iglesia, para “sumar las energías” que permitan el enlace colectivo con Dios.

 

Toda esa secuencia de ideas que adquiere una forma lógica, pero que no se sustenta en la demostración científica, sino sólo se sigue en una cadena de puras ideas producto del pensamiento abstracto desvinculado de los hechos de la realidad o hechos objetivos; es lo que se denomina, en una consideración filosófica muy apretada, “lógica subjetiva” o “verdad subjetiva”.  Paradójicamente, el fundamento de todo ello no es la razón, sino el dogma, la creencia, la fe: los meros deseos de que las cosas sean como se quiere, se cree, o se piensa que deben ser.  Luego, si algún “extraterrestre” fulmina a algún ser humano con un rayo, el conflicto con los más altos valores se resolverán aduciendo que en ese ser humano había algo “en pecado”, que los “seres de luz” sabían, de modo que lo ocurrido, habrá sido un insondable castigo divino, y una prueba para la fidelidad para los testigos.

 

Esa situación general extrema se da con diversas variantes, por ejemplo, allí donde se habla de las profecías, es decir, del saber anticipado de aquellos que en otro tiempo debieron haber estado en contacto con dichos seres; y todo ello ocurre allí donde no impera el rigor del método científico, ya por un natural desconocimiento, pero ya también por prejuicio ideológico.  Este es, sin duda, uno de los principales problemas que ha de enfrentar la Exopolítica.

 


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